El criptojacking es un tipo de ciberataque en el que los hackers utilizan de manera ilegal los recursos de ordenadores, teléfonos móviles o servidores para minar criptomonedas sin el consentimiento del usuario. Así, en este caso los ciberdelincuentes no buscan robar información o dañar el sistema directamente, sino explotar la capacidad de procesamiento de dispositivos informáticos para generar beneficios económicos para los atacantes. Dicho, en otros términos, se traba un “robo» silencioso de recursos informáticos infectando los equipos de las víctimas mediante la instalación de programas maliciosos (malware) en los dispositivos de la victimas o bien través de sitios webs infectados
Cómo el criptojacking afecta al rendimiento y la productividad
Si bien el criptojacking no tiene como objetivo el apoderarse de datos personales o información empresarial esto no significa que se trate de un ataque inocuo puesto que este uso no consentido de recursos informáticos para minar criptomonedas suele traducirse en una disminución en el rendimiento de los equipos infectados, un mayor consumo de energía, un mayor desgaste de los procesadores y , en el entorno empresarial, importantes perdidas de productividad derivadas, entre otras cosas, del menor rendimiento de los equipos informáticos, reparaciones etc.
El criptojacking, aunque actualmente no se encuentra específicamente tipificado como delito por el Código Penal, sí que puede ser constitutivo de varios delitos en España, dependiendo de las circunstancias del caso y la normativa aplicable. De este modo, entre algunos de los delitos más relevantes encontraríamos:
- Delito de acceso ilegal a sistemas informáticos (art. 197 bis CP)
- Delito de daños informáticos (art. 264 CP)
- Delito de estafa informática (art. 248.2 CP)
Finalmente se ha de señalar que además de la responsabilidad penal, los ciberdelincuentes también estarían obligados a indemnizar por los daños y perjuicios causados, especialmente si ha afectado al funcionamiento de empresas o instituciones.